Saturday, May 30, 2009

MUÑEQUITA DE TUSA

A la niña de mi historia le encantaba jugar con muñecas, ella jugó con aquellas de la época de los treinta, de esas hermosas con carita de porcelana que se podían romper con solo volverlas a ver. Eran muñecas de ojos con mirada antigua que tomaban asilo bajo las grandes pestañas delineadas por el pulso fijo de su creador artista. Todas lucían mejías en tonos rosado-durazno que contrastaban en armonía con el rojo-fuego de sus refinados labios y el suave cabello natural que les daba ese toque tan especial. Eran modelos que con sutil arrogancia lucían un exclusivo ajuar, representando con ellos la historia, la vida, el lujo de toda una era. Sus vestidos finamente confeccionados lucían esplendorosos encajes y complicados bordados, acompañados de minuciosos gorritos y delicadas medias tejidas a mano. Fue con éstas bellas muñecas que la niña en cuento jugó su infancia, disfrutó su inocencia y alimentó de sueños ese deseo innato que poseen las mujeres de algún día llegar a ser madres.
La niña creció y a las muñecas de porcelana tuvo que abandonar en los rincones de su corazón. El tiempo transcurrió, y el cambio de niña a mujer se dio; primero fueron los estudios en los internados, después el arduo trabajo en la capital y luego apareció en su vida el embrollo del tan esperado amor. La mujer al poco tiempo se casó y de ese matrimonio un embarazo salió. Nueve meses de espera tomó y una peculiar niña nació. ¡Parece muñeca de porcelana! – exclamaban los que la llegaban a conocer. La niña era blanquita, menudita, como todo bebecito, una cosita bonita, pero, la madre que conocía bien a las muñecas de porcelana sabía que la comparación era solo una gentil expresión. Esta muñeca no tenía ojos de mirada antigua, ni grandes pestañas delineadas, las mejías eran mas bien tono amarillo, los labios blanquecinos, y el pelo….¿que pelo? ¡La condenada muchacha había nacido pelona! El apretado presupuesto no daba para vestirla con trajes de modelaje, y en su modesta vestimenta no habían esplendorosos encajes, ni gorritos especiales, mucho menos delicadas medias tejidas a mano. Eran ajuares sin historia, sin una vida que contar, sin ningún lujo que ostentar. No se podía comparar, pues aquí la porcelana estaba de mas mencionar. El instinto maternal hizo a ésta mujer pensar, ella no quería que de su muñeca nadie se fuera a burlar. “¡Muñequita de tusa te voy a bautizar! Es tu belleza interior la que vamos a resaltar, y aunque seas de tusa, bella te van a llamar.”

¡FELIZ DIA DE LA MADRE NICARAGUENSE!

Mi madre y yo (Nicaragua, Junio 1963)

GRACIAS MARIA LEVY POR ESTOS 46 AÑOS DE DEDICACION Y AMOR A TU MUÑEQUITA DE TUSA...

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